Son muchos los que se embarcan en inversiones en empresas y creación de otras, que están destinados al fracaso, a no ser que cambien de dueño. Cada uno nace con ciertas cualidades, y aunque es posible adquirir muchas más a lo largo de nuestra vida, hay algunas «manías» que nos cuesta eliminar y que luden suponer no llegar a un objetivo concreto.
A la hora de abrir un negocio, hay que reunir una serie de ellas, que además no es fácil equilibrar. Y además de tener , también hay que carecer de otros tantas. Algunos tipos de personas, y aquellas que se identifican con los próximos puntos, tendrán muchas dificultades para que su negocio o inversión prospere. Esto también se puede aplicar al mundo de las finanzas, ya que al fin y al cabo todo esta conectado. Actualmente hay muchos productos en el mercado, y muchas las posibilidades de inversión. Por eso todos los movimientos deben estar bien calculados.
1. Te cuesta tomar decisiones
Muchos empresarios, tienen el defecto de la indecisión. Cuando se es el propietario de una empresa o se está pensando en una inversión importa las dudas no son buenas. Por supuesto que debemos sopesar las opciones, y establecer un informe sobre los pros y contras, pero si lo alargamos demasiado, lo más seguro es que no acertemos con nuestra decisión. Hay que ser precavidos, pero no pecar de ello. Muchas de las grande inversiones de la historia han sido por impulsos.
2. No te gusta tener responsabilidades
A menudo cambias los planes, y no te gusta la monotonía. Las responsabilidades están muy ligadas a estas características, y no todo el mundo puede ser el responsable de algo. Sobre todo cuando otros dependen de lo que tu hagas y de cómo lo organices. En el tema empresarial, la responsabilidad es muy importante en todos los aspectos, y hay que aceptar las consecuencias tanto si sale bien como si no. Una persona que no acepta responsabilidades no puede llevar un negocio.
3. Tu motivación es el dinero
Tanto en las inversiones como en las nuevas empresas la motivación del dinero, no es una buena opción. Por supuesto que va unido al hecho de realizar la inversión o abrir un negocio, pero no debe ser el objetivo. El buen funcionamiento de una empresa requiere de unos objetivos por parte del dueño que sean por el bien de la empresa, para abrirse camino, para encontrar clientes, para llegar a ser conocido y para crecer en el sector. La sola idea de ganar dinero, no suele ser beneficiosa para el buen funcionamiento de un negocio.