Es habitual encontrar diferencias entre hombres y mujeres en muchos ámbitos de nuestra vida diaria. Es cierto que, en ocasiones, estas diferencias son ocasionadas por las propias personas, que ven en la mujer debilidad y una eficiencia menor. En cuestiones de finanzas, también hay diferencias, pero no nos referimos al salario o a las capacidades, nos referimos a la predisposición.
Las mujeres, como normal general, suelen tener un planteamiento diferente. Suelen ser más ahorradoras, más tradicionales y conservadoras, y como es lógico se refleja en las finanzas. Los productos que contratan las mujeres son mucho menos rentables, ya que se compensan con la seguridad de devolución, y con la recuperación del dinero total. Aún así, y a pesar de esto, hay determinados pensamientos que siguen influyendo en esta toma de decisiones.
- El salario de la mujer en términos del hombre es mejor, ganado esta unos 70 centavos por dólar ganado. Esto supone que tiene menos poder adquisitivo, luego menos capacidad de ahorro, menos inversión.
- El hecho de tener menos salario, implica que ahorran menos para la jubilación, luego su poder adquisitivo de entonces también será más bajo. Todo esto, teniendo en cuenta que la mujer vive más años que el hombre, por tanto más meses de gasto y de necesidad de ingresos.
- Las mujeres, presentan más interrupciones que los hombres a lo largo de su vida laboral. Casi todas ellas, relacionadas con la maternidad y con los hijos.
- De los 62 millones de mujeres que trabajan, el Departamento de Trabajo de EE.UU. sólo alrededor del 45% contribuye a un plan de jubilación, ya que muchas están probablemente trabajando en empleos a tiempo parcial por obligaciones familiares y no cumplen con los requisitos para contribuir.
- Las mujeres tampoco tienen confianza en ellas mismas. Por ejemplo, los seguros son más caros para las mujeres que para los hombres, y tampoco tienen mucha confianza en hacer una buena inversión.
- Un estudio de Barclays Wealth Insights afirmó que los hombres eran más propensos a asumir riesgos financieros y estaban dispuestos a optar por inversiones de alto riesgo con el fin de lograr una mayor rentabilidad. Al contrario que las mujeres con rentabilidades más estables.