Desde el punto de vista de un inversor con poca experiencia, a primera vista, la primera impresión sobre el comportamiento de los mercados durante el verano puede resultar engañosa, es decir, se puede tener una cierta tendencia si no se conoce el medio, a pensar que los mercados de valores se van a comportar parejos a las vacaciones; relajados y sin grandes sobresaltos.
Sin embargo el lector no tiene más que comprobar veranos como el pasado de 2012, en los que a los mercados de valores se les puede tildar de todo menos de tranquilos.
Y a partir de esta realidad, lógicamente, comenzarán las reflexiones y las dudas, esto es absolutamente normal, ya que realmente debiéramos tratar a todos los efectos al período veraniego como uno más en la evolución por ejemplo de la Bolsa, y, si nos apuran, tratarlo incluso con un poco más de precaución.
Si existiera una regla más acertada que otra sobre el comportamiento de nuestras inversiones en verano, algo que no existe que es muy difícil de aventurar, tal vez lo que más se aproxime es el hecho de que el verano puede ser un buen momento para proteger nuestra cartera a través de la diversificación, sin embargo por supuesto y como todo lo que tiene que ver con los mercados de valores, la influencia coyuntural y los movimientos de los últimos meses resultan simplemente fundamentales antes de tomar tales decisiones.
En este caso, a fecha de hoy, si es cierto que los últimos movimientos a la baja la bolsa pueden invitar a cierto interés sobre determinados valores. Sin embargo, por otro lado, las intenciones declaradas (o sobrentendidas) de los bancos centrales y europeo, pueden invitar a pensar en movimientos más extremos durante el verano.